lunes, enero 03, 2005

Las maldades de los videojuegos

En éstos días de compras masivas, es cuando los videojuegos tienen uno de sus puntos fuertes del año en cuanto a número de unidades vendidas. No es de extrañar que los grandes lanzamientos del año coincidan con éstas fechas, con lo cual en muchas cartas a los "Reyes Magos" aparecen esos juegos tan esperados durante mucho tiempo. Y aquí llega el problema: muchos de esos juegos son comprados por los padres para sus hijos sin tener en cuenta la recomendación de edad, ese cuadradito indicando la edad mínima necesaria para poder jugar a ese producto, que se puede ver facilmente en la carátula del videojuego. Además puede ir acompañado de otros iconos indicando si el juego incluye excenas de sexo explícito, si contiene violencia, etc. Este sistema de clasificación por edades se llama PEGI, abreviatura de Pan European Game Information (Información paneuropea sobre juegos).

Pues bien, por lo que parece es algo que no es tenido en cuenta por los padres a la hora de hacer las compras para sus hijos, ya que es muy fácil ver en cualquier centro comercial a un padre comprando el GTA San Andreas o el Prince of Persia 2, algo totalmente irresponsable desde mi punto de vista. ¿Por qué no ocurre lo mismo con las películas, cuando sus hijos les piden, por ejemplo, la Matanza de Texas o la última película Private de Veronica Zemanova? ¿Por qué en esos casos sí actuan con responsabilidad y deciden no acceder a las peticiones de sus hijos? Realmente lo preocupante es que todo ésto degenera en quejas de los padres una vez ven el contenido de los juegos que han comprado, en artículos en la prensa sobre las "maldades" de los juegos y en reportajes en los telediarios pidiendo una censura de los contenidos de los videojuegos. Vamos, es como pedir que todo el cine que se produce cada año se reduzca a las películas de Disney, sin tener en cuenta el público adulto que quiere disfrutar de contenidos para adultos. Pero claro, como siempre "los videojuegos son para niños".